Cada encuentro que tenemos con alguien es una oportunidad para dar y ayudar. Al hacer actos de bondad desarrollamos un sentido de apego por los demás.
Tenemos que esforzarnos para que nuestros actos de Jesed sean puros, libres de intereses personales y motivados por la intención de querer el bien ajeno.
Los actos de Jesed pueden ser cosas pequeñas que se nos presentan a diario como regalar una sonrisa, abrirle la puerta a alguien, dejar pasar a alguien, o motivando a otros con tus palabras.
Pero recuerda, el jesed en casa con los nuestros es el más difícil de realizar ya que por lo general no es valorado, pero no olvidemos que ahí es donde se debe empezar.
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